Entrevista a Peter Gabriel

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El gran periodista musical Alfredo Rosso pudo entrevistar al mítico integrante de Génesis, Peter Gabriel, un par de semanas antes del show que dará en Buenos Aires, Argentina, el 22 de marzo.

La nota publicada en el diario Clarín recuerda los tiempos de Génesis, su anterior paso por Argentina, en el marco del festival Amnesty Human Rights Tour, de la plácida vida que lleva en las afueras de Londres y del futuro de la escena musical mundial.

El músico continúa con su gira, promocionando su último trabajo Big Blue Ball, un álbum que le demandó más de una década hacer, y en el que conviven múltiples géneros y estilos, con infinidad de músicos invitados.

A continuación, la nota completa:

La campiña de Wiltshire, a media hora de tren hacia el suroeste de Londres, merecería sin duda el adjetivo bucólico. Allí ha mudado Peter Gabriel su casa y su estudio de grabación. «Me encantan los trenes —dice—, pero el mayor problema que tuvimos cuando armamos el estudio fue que se nos metía el ruido del tren». De todas formas, Gabriel se manifiesta encantado con el lugar, pleno de árboles, bosque, verdor por doquier. «Cada año nos volvemos más urbanizados y más cerca de la carrera de ratas, pero Wiltshire es un sitio espectacular, donde puedo darme el lujo de dar largos paseos por las mañanas.»

Pronto, sin embargo, Gabriel habrá cambiado la calma pastoril de la campiña inglesa por el fragor de una nueva gira que lo traerá por tercera vez a la Argentina. El ex Genesis no salía al camino desde el maratón de conciertos de su álbum Up en 2002-2003, quizás por eso esta vez decidió hacer una especie de «precalentamiento» con su periplo europeo de 2007, que llevó precisamente ese nombre: The Warm-up. La pregunta de apertura se caía de madura. ¿Qué podemos esperar los argentinos de esta nueva visita?

«En pocos días comenzarán los ensayos con la banda y armaremos el repertorio en base a las canciones que nos hacen sentir mejor al momento de tocarlas. En la gira previa recuperamos algunos de los temas más viejos, que no tocábamos desde hacía un largo tiempo, y nos divertimos mucho. De modo que el plan es mezclar material de todas las épocas.»

Las listas de la gira europea lo confirman: clásicos como Solsbury Hill, un testimonio musical de su ruptura con Genesis, de su primer disco solista; Don’t Give up, el hit que grabó a dúo con Kate Bush en el álbum So, y Biko, su célebre tributo al líder africano Steve Biko, conviven con material más oscuro y sofisticado como Signal to Noise, Secret World o Digging in the Dirt.

La pregunta es por sus recuerdos de la Amnesty Human Rights Tour, la gira que lo trajo por primera vez a nuestro país en 1988, para actuar en la ciudad de Mendoza y en el estadio de River Plate junto a Bruce Springsteen, Sting, Tracy Chapman, Yossou N’Dour, León Gieco y Charly García.

«Los recitales de la Argentina fueron una parte maravillosa de Amnesty Tour, ya que allí tuvimos una de las más cálidas reacciones de toda la gira. Las audiencias argentinas son muy entusiastas y te lo demuestran, lo cual es muy alentador para un artista. Esta receptividad especial del público argentino en mis dos visitas anteriores fue uno de los principales factores que nos decidió a concretar esta gira sudamericana.»

La venida de Gabriel no está atada a la presentación de un nuevo álbum, como suele ser el caso con los músicos que realizan giras hemisféricas, lo cual no quiere decir que haya estado inactivo en el rubro discos. Peter viene de editar Big Blue Ball, un álbum que le llevó casi dieciocho años hacer y en el que el rol protagónico de cada tema es compartido con músicos de diversos géneros y estilos, desde el rock hasta la música étnica de varias geografías. De paso aprovecha para darnos una primicia: «Es un proyecto llamado Scratch My Back. Básicamente, estoy grabando temas de otros músicos y ellos, por su parte, graban temas míos. Ese será mi próximo álbum.»

La pregunta del millón… ¿se va a reunir alguna vez el Genesis clásico: Gabriel, Hackett, Rutherford, Banks, Collins? Anduvo circulando una versión con que el regreso era posible.

Sé que es una pregunta inevitable (se ríe) Y mi respuesta es siempre la misma: no me imagino formando parte de una prolongada reunión de Genesis por ningún motivo, ya que mi vida de por sí ya es bastante interesante.

¿Pero hubo algo?
Tal vez tiene que ver con algunas propuestas que tuvimos, como la de unas personas que quieren hacer una película con el álbum conceptual The Lamb Lies Down on Broadway. Allí podríamos colaborar todos los miembros del grupo, por lo menos en la parte musical.

Cuando Peter Gabriel dejó a Genesis en 1975, en pleno suceso mundial, la prensa especializada pensó que era una movida suicida de parte del cantante y que los días de la banda, sin su carismática presencia escénica, estaban contados.

Ninguno de estos pronósticos agoreros se cumplió: Genesis tomó un nuevo y muy exitoso rumbo musical bajo la batuta del baterista Phil Collins -quien asumió el rol de cantante- y Gabriel dio comienzo a una carrera solista de gran nivel artístico y buen eco comercial, que incluyó, asimismo, la realización de bandas sonoras para películas como Birdy (Alas de libertad), de Alan Parker, y La última tentación de Cristo, de Martin Scorsese, entre otras.

El aspecto visual y coreográfico siempre fue uno de los fuertes de Gabriel, desde los sofisticados disfraces que usaba en la era Genesis. Ya en la era de MTV, mientras muchos de sus colegas se contentaban con filmar una actuación en vivo o escenificar las letras de sus canciones, Peter fue uno de los pocos artistas que exploró a pleno las posibilidades del videoclip musical como un vehículo creativo con valor propio.

Por otra parte, los intereses de Peter Gabriel se han extendido mucho más allá del mundo del rock. En los años ’80 comenzó una incansable labor junto a organizaciones que defienden los derechos humanos en el mundo (ver Todo preso es político), y también se dedicó a la difusión de la hoy llamada world music con la organización del festival WOMAD («un mundo de música, arte y baile»), que se realiza anualmente en Inglaterra desde 1982 y que tiene hoy ramificaciones en varios países, entre ellos España, Australia, India y Singapur.

«Me parece increíble que hayamos logrado sobrevivir veintiséis años con WOMAD. Para nosotros siempre fue un proyecto pasional. Nos dimos cuenta de que en varias partes del mundo se hacía una música maravillosa que era muy poco conocida fuera de sus respectivos países. El festival WOMAD nació para presentar esos músicos y esas culturas tan diversas y ricas al público de rock y desde entonces se ha abierto en varias direcciones, incluyendo talleres musicales para niños y actividades interactivas. Además, se ha convertido en un festival familiar. Siempre lo organizamos en lugares agradables, con muchos espacios verdes, donde es fácil acampar y pasear. Crear una vibración amistosa es una parte fundamental de WOMAD.»

¿Qué posibilidades hay de hacer una versión de WOMAD latinoamericana?
Sería genial. De hecho hicimos uno hace algunos años en Colombia y me encantaría que se repitiese. El problema son los costos, especialmente de pasajes aéreos, ya que hay que traer artistas de todas partes del mundo. De modo que tenés que contar con algún tipo de auspicio o financiación extra para que resulte viable.

Paralelamente al festival WOMAD, Peter Gabriel creó el sello Real World, especializado en música étnica de diversas geografías, el cual también ha logrado  sobrevivir a los embates y las crisis de la industria discográfica y goza de buena salud en pleno siglo XXI ¿Cómo hace?

«Estamos atravesando una transición, como cualquier otro sello grabador. Es bueno considerar las nuevas posibilidades que ofrece, por ejemplo, Internet. Cuando yo empecé mi carrera con Genesis, una compañía no te contrataba a menos de que pensara que podía llegar a vender, digamos, cien mil copias de tu disco. Hoy todo eso ha cambiado. Para darte un ejemplo concreto, The Incredible String Band vino a mi estudio a grabar su álbum Nebulous Nearness y trajeron con ellos ciento veinte fans, cada uno de los cuales había pagado sesenta libras esterlinas —unos cien dólares— por el privilegio de estar presentes en la grabación. Ese dinero sirvió para pagar los costos del estudio e incluso para hacer un video que se vio por Internet. ¡Con solo ciento veinte fans, el grupo pudo grabar su álbum y darle un nuevo envión a su carrera!»

Gabriel sabe de lo que habla. La tecnología es otra de sus pasiones. Fue fundador de On Demand Distribution, uno de los primeros servicios para bajar música de Internet en forma legal. Recientemente desarrolló The Filter, un software que ayuda a los audiófilos a seleccionar su música favorita —por asociación entre artistas afines— de entre las infinitas opciones que ofrece la carretera digital. Pero por sobre todo, Gabriel ve en la Web una fuente de juventud para una industria musical en crisis.

«Con Internet no necesitás vender cien mil discos, con vender cien salís hecho. Eso promueve un cambio saludable en la música, porque ayuda a que haya búsqueda, experimentación y colaboraciones entre diferentes artistas. Estamos a las puertas de un nuevo Renacimiento en el mundo musical.»

Fuente: Clarín


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