Madrid ha logrado consolidarse indiscutiblemente como la gran capital del teatro musical en español, demostrando año tras año que su oferta cultural no tiene nada que envidiar a otros epicentros teatrales. La cartelera madrileña se ha convertido en un ecosistema vibrante donde conviven desde los grandes clásicos internacionales hasta fenómenos puramente nacionales, pasando por cabarets atrevidos como The Hole u homenajes a figuras legendarias como Tina Turner, Rocío Jurado o Raphael. Sin embargo, la vitalidad de este género es un fenómeno global que conecta la actividad frenética de la capital española con las últimas novedades de Nueva York, donde parodias irreverentes como Titanique se preparan para conquistar los grandes escenarios.
Los pilares de la cartelera madrileña
Si existe un título que define el éxito del género en España, ese es El Rey León. Alojado en el Teatro Lope de Vega, esta producción ha mantenido el pulso de la taquilla desde 2011, convirtiéndose en un emblema de la Gran Vía. Salvo el parón forzoso provocado por la pandemia, la obra lleva una década ilusionando al público y sirviendo de cantera para artistas de gran proyección, como Nia Corredeira, ganadora de Operación Triunfo, quien se curtió sobre estas tablas interpretando a Nala.
Siguiendo la estela de las adaptaciones cinematográficas de los 90, Ghost se ha erigido en otro de los grandes reclamos del Teatro EDP Gran Vía. Tras su paso por Broadway y el West End, esta producción galardonada con el Premio Broadway World Spain ha sabido transformar el drama sobrenatural de Patrick Swayze en un éxito musical. La estrategia de contar con figuras mediáticas es clave en la escena actual: David Bustamante, finalista del primer Operación Triunfo y rostro habitual de la televisión, se alterna en el papel principal con Ricky Merino en las diferentes sesiones semanales, confirmando la tendencia de que los grandes nombres de la música nacional encuentran ahora su sitio en el teatro musical.
El fenómeno de la creación propia y los clásicos renovados
No todo son importaciones anglosajonas. La Llamada representa el triunfo del talento local. Lo que comenzó hace nueve años como una pequeña obra en el hall del Teatro Lara, creada por Javier Calvo y Javier Ambrossi (Los Javis), ha acabado convirtiéndose en una película y en un fenómeno de culto multipremiado. La obra, ambientada en el campamento La Brújula, sigue apostando por un elenco joven y televisivo, incorporando en su última temporada a exconcursantes de talents musicales como Marta Sango, Raoul Vázquez o Angy Fernández.
Por otro lado, la oferta se diversifica con estrenos recientes como Kinky Boots en el Espacio Ibercaja Delicias. Con música de Cyndi Lauper y un recorrido internacional que abarca desde Corea del Sur hasta Sudáfrica, su versión española está encabezada por el eurovisivo Daniel Digés. De forma paralela, el Teatro Calderón acoge producciones con un peso histórico innegable como A Chorus Line. Producida en España por Antonio Banderas —quien ya cosechó éxitos con ella en su teatro de Málaga—, esta obra recupera la esencia del Broadway de 1975 que ganó el Pulitzer, reafirmando el compromiso de la cartelera española con la calidad artística.
Nuevos horizontes en Nueva York: la llegada de Titanique
Mientras Madrid bulle con sus producciones, al otro lado del Atlántico el género sigue reinventándose con propuestas que desafían lo convencional. La noticia más fresca llega desde Nueva York: Titanique, la parodia musical que reimagina la película de 1997 a través de la música y la perspectiva de Céline Dion, pondrá rumbo a Broadway la próxima primavera.
Tras agotar entradas en el circuito Off-Broadway, en el West End londinense y en diversas ciudades alrededor del mundo, el espectáculo atracará en el St. James Theatre para una temporada limitada de 16 semanas. Las funciones comenzarán el 26 de marzo de 2026, con el estreno oficial programado para el 12 de abril. Marla Mindelle, cocreadora del show, volverá a meterse en la piel de Céline Dion, liderando una narrativa hilarante donde la diva canadiense interviene para contar qué sucedió realmente entre Jack y Rose.
Del bar al escenario más prestigioso del mundo
El ascenso de Titanique es la prueba de que el humor y la nostalgia son motores poderosos en la industria actual. Constantine Rousouli, cocreador de la obra, describe este salto a Broadway como algo surrealista, recordando que el proyecto nació como una idea “con unas copas de más” en un bar. Lo que empezó con disfraces caseros y pelucas baratas se ha transformado en una producción ganadora del premio Olivier, producida ahora por Eva Price.
El musical promete un despliegue de energía camp con una banda en directo interpretando éxitos como All By Myself y, por supuesto, My Heart Will Go On. En un avance exclusivo, se puede ver a la versión ficticia de Céline recreando la llegada de Rose al puerto, pero tomando el control total de la historia con frases icónicas de la película. Como señala el propio Rousouli, ver este proyecto en Broadway después de casi una década de trabajo es como sentirse, finalmente, “el rey del mundo”, un sentimiento que bien podrían compartir los productores y artistas que, tanto en Nueva York como en Madrid, mantienen vivo el espectáculo.